Krishnamurti~Escuchen a los Pájaros
Escuchen a esos pájaros, sin nombrarlos, no reconozcan la especie, sólo
escuchen el sonido. Escuchen los movimientos del propio pensar, no los
controlen, no los moldeen, no digan: "Esto es bueno, eso es malo".
Simplemente, muévanse con ellos. Eso es la percepción alerta, en la que
no hay opción ni condena ni juicio ni comparación o interpretación; sólo
observación pura. Eso hace que la mente sea altamente sensible. En el
momento en que nombran, han retrocedido y la mente se embota,
porque eso es lo que acostumbran hacer. En ese estado de percepción
alerta hay atención, no control ni concentración. Hay atención. O sea,
escuchan a los pájaros, ven la puesta del Sol, contemplan la quietud de
los árboles, oyen pasar los automóviles, oyen a quien les habla; y están
atentos al significado de las palabras, a sus propios pensamientos y
sentimientos y al movimiento de esa atención. Están atentos globalmente,
sin un límite, no sólo de manera consciente, sino también
inconscientemente. Lo inconsciente es más importante; por lo tanto,
tienen que investigar lo inconsciente. No uso la palabra "inconsciente"
desde el punto de vista de la técnica o como un término técnico. No la
uso en el sentido en que la usan los psicólogos, sino para referirme a
aquello de lo que no son conscientes. Porque la mayoría de nosotros vive
en la superficie de la mente: yendo a la oficina, adquiriendo
conocimientos o una técnica, disputando, etc. Jamás prestamos atención a
la profundidad de nuestro ser, la cual es el resultado de nuestra
comunidad, del residuo racial, de todo el pasado -no sólo el de cada uno
de nosotros como ser humano, sino también el del hombre, el de las
ansiedades del hombre-. Cuando dormimos, todo esto se proyecta en la
forma de sueños, y entonces está la interpretación de esos sueños. Los
sueños se vuelven totalmente innecesarios para un hombre que está
despierto, alerta, observando, escuchando, consciente, atento. Ahora
bien, esta atención exige una energía tremenda; no la energía que
ustedes han acumulado mediante la práctica, el celibato y todas esas
cosas; ésa es la energía de la codicia. Yo hablo de la energía del
conocimiento propio. Gracias a que han echado los cimientos correctos,
de ello surge la energía que necesitan para estar atentos, energía en la
que no hay ningún sentido de concentración.
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