domingo, 28 de junio de 2020


Se abrió un portal de luz o al menos eso imaginé. A través de esa humeante, opaca y difusa luminiscencia te vi. Eras igual a la figura que veía en que esos flashes que aparecían sin permiso en mi mente, al pestañear, al soñar y al imaginarte en la duermevela. Resisti las ganas de correr tras de ti. Mejor dicho, no me animé. El miedo se apoderó de mí. Balbuceo de palabras sin sentido expresé. Tembloroso todo mi cuerpo fue presa de un escalofrío. Cerré los ojos. Cuando los abri ya no estabas allí. Respiré aliviado, sentía que no estaba preparado. Pensé, algún día lo estaré? Toda la seguridad y autoestima que creía tener había flaqueado por primera vez. Era enfrentarme por fin a tu maravillosa imagen, bella y sensual que me perseguía desde detrás de los párpados durante toda mi vida. Como en un embudo sin fin todos mis pensamientos desembocaban inexorablemente en tu halo de misterio. Estaba anocheciendo, prendí un cigarrillo. Sentí el humo correr hacia dentro y lo seguí hasta expirar suavemente. Busqué recordarte en detalles más precisos pero no pude. De pronto, al girar en una esquina la luz de la luna me encandiló, y eso me provocó disfrutar la sensación de no saber y decidí dejar todo en manos del universo, sin interferir en sus planes. Caminé por frías, opacas y desiertas calles. La oscuridad del bus era mi cómplice perfecto para escribir estas líneas. Una historia con final abierto, impredecible y con la dulce fragancia de tu piel como recompensa. @SpoturnoV

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