"Oh muerte, méceme dormida
tráeme un silencioso descanso
Deja pasar libre de culpa mi fantasma
cuidadosamente fuera de mi pecho.
Resuenan lúgubres campanas
deja que el sonido de mi muerte hable
Pues debo morir
no tengo más remedio
mi hora de morir ha llegado"
Ana había preparado con esmero la danza que debía interpretar en el baile de disfraces de palacio. Una voz interior le decía que su hora estaba cerca. Tenía una relación no consumada con Henry Percy que estaba llegando a su fin. Ese día, estaba más hermosa que de costumbre. Lo notó al darse cuenta que todas las miradas masculinas se posaban en ella. Esto la inquietó pero rápidamente retomó su compostura y dedicó su sonrisa más luminosa a los presentes. La mirada de águila de Enrique VII de Inglaterra hizo contacto con la suya. Allí supo cual sería su destino. Esa noche brilló, deslumbró a toda la corte. Lo que nadie supo nunca es que los sábados se internaba en la espesura del bosque. Cubierta de una roja capa visitaba a un mago que vivía en la espesura, a orillas del río Saint Francis. Desde niña era su amor prohibido. Sólo la separaba de él los viajes que debía realizar, generalmente al continente donde, contra su voluntad realizó sus estudios. Los vecinos de la aldea decían que se trataba del mismísimo Merlín, desparecido después de la muerte del rey Arturo. Recurrían a él por sus poderes para cambiar el clima. De esta forma sus cosechas siempre eran exitosas. Merlín usó sus fuerzas invisible para propiciar el matrimonio de Ana y Enrique VII, ya que quería dejar su propia descendencia en el trono inglés. El conjuro había tenido éxito porque desde que la vio en palacio el rey no pensaba en otra cosa que no fuera en seducir a Ana. Se rumoreaba que había rechazado todos los embates del rey diciendo "antes de perder mi inocencia prefiero morir". Fue la primer plebeya en acceder a un cargo en la nobleza, porque mientras Enrique agotaba los medios para divorciarse de la reina Catalina le otorgó el marquesado de Pembroque. Después es historia conocida, ruptura con el Vaticano, ceremonia de casamiento primero en secreto y posteriormente en Londres en 1533. El primer sábado posterior a la boda Ana, vestida con su capa roja se interna en el bosque del río Saint Francis. Era una noche de luna llena. Los astros estaban alineados, El caldero humeaba con una pócima secreta compuesta de muérdago, pétalos de rosas, gotas de rocío, miel de las sierras y gotas del ritual de sangre entre ambos. Los animales del bosque quedaron todos en silencio. Se dice que esa noche tembló la tierra. Antes de la medianoche un carruaje llevó de vuelta a Ana a palacio. En sus entrañas llevaba la semilla de Isabel I de Inglaterra. Las intrigas palaciegas, los vaivenes de la política, el carácter ambiguo y errático de Enrique hizo el resto. Ana, condenada por adulterio, incesto y alta traición. Desde el 2 de mayo que fue encerrada en la torre del palacio extraños incidentes paranormales fueron registrados. Cuadros que caían, velas que prendían y apagaban, muebles que se movían y sonidos de ultratumba. Se decía que una extraña sombra se dirigía hacía la torre. Era Merlín al encuentro con su amada. La mañana del 19 de mayo, día de la ejecución de la reina un pentagrama con extraños símbolos se veía en su alcoba. La muerte no arrebataría el amor entre Ana Bolena y Merlín que continuaba en planos invisibles. El lazo de sangre de la reina y el mago permanecerá en el más absoluto secreto. Sólo este cronista osa en revelarlo. Aún hoy los visitantes del palacio de Buckingham ven el fantasma de Ana danzar como aquella vez en 1522 y los moradores del río Saint Francis escuchan los poemas que Merlín le dedicaba a su amada. @Satsang
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