Vi una imagen en la computadora de un perro y su amo paseando. El perro feliz mueve la cola y se ve una burbuja de sus pensamientos en la que aparecen el y su amo paseando. Se ve otra burbuja atiborrada de pensamientos de su amo y éste camina como si llevase una carga abrumadora. Está encorvado por el peso de sus pensamientos y evidentemente no presta atención al paseo y las bellezas naturales del entorno. Las imágenes mentales de su historia de vida, de lo que le ocurrió en su pasado y de las que podrían devenir en un futuro son su causa de aflicción. El entorno arbolado, la suavidad del césped que pisa o la brisa que viene de la corriente de agua cercana pasan desapercibidas. Está muy ocupado haciendo planes, que va a hacer o decir al día siguiente o preocupado por un sinnúmero de cosas. Si la gente que camina apurada por las urbes populosas pudieran a modo de burbujas reflejar sus pensamientos seguro que serían similares a las del amo del perro. Todos corren de aquí para allá y cuando están haciendo algo su atención se enfoca al momento próximo. El momento presente se escapa como agua entre los dedos. Incluso cuando están quietos en el asiento del bus están con los auriculares escuchando música y con su celular conectados a internet Facebook, twitter u otra red social. Estar a solas consigo mismo puede resultar inquietante y hay que llenar ese vacío. Todo se hace para llegar a un momento futuro. Adquirir, poseer o lograr esa meta tan ansiada, trátese de un logro laboral, la compra de un bien anhelado o la conquista de aquella persona que va a traer a mi vida felicidad. Todo enfocado en las cosas externas, en las formas, que por su transitoriedad son efímeras. La ilusión que me permite afrontar la vida. En este estado la felicidad nunca es completa. Viviendo para el futuro. Aunque si pudiésemos alcanzar ese futuro siempre sería un momento presente y en el pasado todos los hechos ocurrieron allí. Entonces, en vez de proyectarnos al mundo de las formas porque no alinearnos al momento presente?. Es lo único que existe. En el zen se dice que es el espacio alerta interior donde todo ocurre. Cambiamos nuestro eje de atención, comprendemos que resistir a lo que ocurre en el momento presente es una tontería porque el universo a conspirado para que sea como es. Entonces aceptamos, vamos hacia dentro. El amo camina con su perro disfrutando de los árboles, del césped que pisa bajo sus pies y del aire de la corriente de agua cercana. Se siente uno con todo. Con esta práctica alineado al momento presente su vida cambió.@Sv
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