jueves, 14 de mayo de 2020


"Lo eterno es aquello que permanece atesorado en lo más profundo del corazón"
29/4/2012
Decia el viejo marino desde su hamaca paraguaya: "La única verdadera búsqueda es la de sentir la ternura a flor de piel", sin mirar a Luis, su infante interlocutor. "No cualquiera, no superficial, no pasajera, no por una necesidad. El fruto de una entrega con todos los sentidos, es con la emoción, es con los ojos desbordantes. Es sentir que se ha dejado de lado todo para brindar ese maravilloso regalo que es la atención". Dio unos sorbos a su pipa y vio cómo el humo dibujaba círculos en el aire. El niño preguntó tímidamente: "como la de mamá hacía mí?". Juan, el navegante curtido por ráfagas de viento arremolinado como las clines de su barba sonrió, vino a su mente aquella aventura que lo hizo anclarse en tierra durante cuatro años, en costas caribeñas. Un día sin motivo ese romance terminó. El recio marinero sufrió y le costó entender lo que la luna le había enseñado: que la vida son ciclos. Los océanos y sus mareas, el agricultor con su tiempo de siembra y de cosecha, el enamorado y los vaivenes con su amada. Saliendo de sus reflexiones, tomando un trago de ron del pico de la botella y mirándolo a los ojos le contesta: "Ahora que lo dices yo no recuerdo muchos detalles de mi infancia, el implacable tiempo los barrió de mi memoria, pero los siento: es único e irrepetible cada instante, de esa conexión de majestuoso amor incondicional. En términos marinos te diré, niño que te hagas a la mar del disfrute, de la contemplación amorosa y de la retribución de cada beso y caricia de madre, porque eso luego no volverá ". En mi caso ese 
Instante de separación fatídico ocurrió un 29 de abril de 2012, ocho años al escribir estas líneas. En los antiguos calendarios sumerios, babilónicos y hebreos era el octaeteris, ocho años eran 99 lunaciones completas. El mismo mapa celeste se vuelve a repetir exactamente como en aquel momento, la misma ubicación para las estrellas, la luna y el sol. El mismo amor hacia la madre también, es una poderosa señal. La comprensión trae serenidad: nada se pierde, todo se transforma. la nube no está más, pero la encuentras en forma de gota de rocío en la flor por la mañana o en forma de lluvia por la tarde. O te rodea en la espuma del mar del verano. Tú tambien Tula Vilches, mamá, estás allí @SpoturnoV

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