Cuando sentimos plenitud, satisfacción o alegría sentimos que algo se expande dentro nuestro. En cambio si nos embarga la tristeza, el desánimo sentimos una sensación de contracción. A eso que se expande o contrae lo podemos nombrar?. Es interno, profundo, sin nombre. Algunos lo llaman el ser, la presencia, el tao o la conciencia. Todos los caminos espirituales tienen como objetivo llegar a ese punto interno. Los buscadores que llegan a ese umbral sienten la sensación de llegar a la orilla de un abismo. Estamos dispuestos a seguir avanzando?. Ese era nuestro objetivo pero estamos dispuestos a abandonar nuestra autoidentidad?. Estamos dispuestos a dejar de lado aquellas ideas y conceptos que han formado nuestra personalidad, nuestra supuesta seguridad?. Cada vez que nos preguntan algo expresamos todos una certeza de los valores mundanos en lo que creemos y los que rechazamos. En el nuevo estado de conciencia no hay espacio para la defensa de esos conceptos. Qué debemos soltar? Primero el pasado, toda la interpretación de lo que a acontecido antes. Puedes soltar lo que crees que eres?. Es imprescindible eso para vivir en el aquí y ahora. Una frase resume magníficamente eso: "vende tu inteligencia y compra incertidumbre". Es la única forma de salir de la prisión de las ideas y la tortura del pensamiento repetitivo y destructivo. Es el hechicero que en medio de la tormenta que no necesita guarecerse de la tormenta. Para entrar en ese estado de la conciencia el camino es la libertad. Una famosa pregunta, un koan, del budismo zen dice "si llegas a lo más alto de un mástil, que haces?. la respuesta es una sola, la misma que cuando llegas al abismo, es dar un paso al vacío.
Más allá de los libros y de la meditación, está ese espacio vació, sin palabras y sin conceptos. Tu verdadero yo. En tu interacción con el mundo entrarás y saldrás de ese estado, continuamente. Pero sentirás que la búsqueda a dado su frutos, podrás decir: "he llegado, estoy en casa"@
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