sábado, 16 de febrero de 2019

Los tres patos



Un granjero tenía tres hijos. Se sentía viejo, cansado y enfermo. Quería evitar que sus descendientes pelearan por su herencia después de su muerte. Llamó al notario he hizo su testamento. Mantendrían la propiedad como un bien común pero seria administrada por el que demostrase mejores cualidades como negociante. Para demostrarlo le daría un pato a cada hijo y el que lo vendiera a mejor precio seria el administrador de los bienes de la familia y recibiría la mayor porción de las utilidades. Pedro, el menor se instruyó con todo el material que pudo para elegir el mejor ejemplar. Pensó que cuanto más supiera mejor preparado para ofrecer su mercancía. Diego, el segundo hermano desarrolló meticulosos planes de cómo ubicarse en la feria para que la mayor cantidad de gente pudiera acercarse a hacerle ofertas por su pato. Juan, el mayor se despreocupo del asunto. Confiado entregó el asunto a la divina providencia. Dejó que el universo se hiciera cargo. En este orden llegaron a la granja con su dinero. Pedro obtuvo 24 dólares, Diego 25. Llegó la noche y el mayor no aparecía. Las 24 horas de plazo vencían al mediodía del día siguiente. Juan caminó todo el día despreocupado. Al anochecer emprendió la vuelta. Una joven muy bella le dijo "si quieres  hacer el amor conmigo regalarme tu pato". Sin pensarlo dos veces se fue hacia el bosque con la hermosa mujer. Al terminar, encendió un cigarro y se puso a contemplar las estrellas tumbado en el pasto. La joven, que había disfrutado mucho la relación le dijo: "si me haces el amor nuevamente te devuelvo el pato". Fue así que Juan regresaba satisfecho pero aún con el pato por el oscuro camino. Un auto que venía a mucha velocidad casi lo atropella, el pato tuvo menos suerte y terminó aplastado. El conductor era un vecino que venía con unos alcoholes encima. Para compensarlo y comprar su silencio le dio un billete de cien dólares. Los planes exhaustos, el cálculo de posibilidades habían sucumbido ante el dejarse llevar por la fuerza de la intuición. Juan había probado las mieles del amor, había conocido el amor de su vida y había hecho más dinero que sus hermanos. Hay una fuerza poderosa, una inteligencia que se despliega y ordena el subyacente caos en el cosmos, hace que se formen los planetas, que exploten estrellas y se transformen en supernovas. Hace crecer las hojas de los árboles y las margaritas en el campo. Es una fuerza invisible que todo lo puede. Está tambien, en tu interior, El gran poeta y místico sufí, Jelaluddim Rumi dice: "vende tu inteligencia y compra perplejidad. La inteligencia es mera opinión, la perplejidad, intuición. Y.. Hay una voz que no usa palabras, escúchala" 
@SpoturnoV

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