Khalil Gibran
Hay un punto invisible que nos ata a esta realidad que vivimos. Es como el dial de una radio conecta con una frecuencia de onda determinada. Todos vivimos bajo el mismo estado, escuchando la misma melodía. Una especie de hipnosis colectiva. Esa frecuencia nos hace creer determinadas cosas que llamamos nuestra realidad. A cada palabra gesto u acción externa activamos automáticamente determinados parámetros que hemos construido minuciosamente. Muros hechos de experiencias, costumbres, y fundamentalmente de creencias socialmente aceptadas. Las hemos construido para crear una zona de confort. Nuestro "yo", rápidamente se apresta a entrar en defensa o en ataque ante una eventual "amenaza". Nuestra mente construye un escenario virtual y saca conclusiones. Incluimos o excluimos personas, no por sus acciones sino por nuestra interpretación de las mismas. Tenemos tendencia a desconfiar, "a abrir el paraguas antes que llueva". La realidad de las polaridades: blanco o negro, frío o calor, amor u odio, dolor o placer. Esa coraza protectora de aparente confort y seguridad es la mayor fuente de sufrimiento. No venimos a este mundo a censurar ni condenar, ni a sufrir. Dice Facundo Cabral "no se puede seguir cargando la cruz dos mil años después. Libérate, anímate, deja de complicar y complicarte. Sal a la cancha a jugar tu propio partido. La esencia de la vida es ella misma". Podemos mover ese punto de encaje en el cual estamos. Mirar desde otra perspectiva. Sintonizar el dial en nuevas melodías hechas de cuerdas sacadas con hilos del corazón. Si la teoría del caos dice que el aleteo de una mariposa en Africa puede generar un tsunami en Japón, un gesto, una acción, un pensamiento o una mirada de bondad pueden transformarse al menos, en una brisa que esparce una luz de benevolencia en derredor. Movamos las alas. seamos los artífices de ese cambio.@SV
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